Leyendo el Malpensante.com me topé con esta bonita historia, una historia de una familia muy normal. En mi casa pasa igual, igual que el que no está tonto... está loco, así que desde hace tiempo los menos weyes procesamos nuestra locura de una manera presuntuosa. Jodidos los que en la pendeja dicen ser normales, no estár locos, pués... esos son los tontos, y al parecer no nos tragan muy bien a los otros, a nosotros, los locos. Texto de Andrea Palet Fuente: elmalpensante.com Me invitaron a una cena con quedarse a alojar. Un sábado por la noche. Los anfitriones eran una pareja de setentaitantos y había otros cuatro invitados. La semana anterior me había llegado una tarjeta en que se me comunicaba, con una graciosa letra de internado de monjas, la invitación formal. Teníamos que ir solos y la velada prometía explícitamente dos cosas: un menú que nos haría chillar de nostalgia, y conversación hasta que el sueño o el espanto nos venciera. Me sentí un poco extraña metiendo mi cepillo de