Revelación Instantanea...

No me había dado cuenta...

La libertad, la añorada libertad... la envidia a la libertad y a la ausencia de raíces, a la presencia de sólo ese último rastro seco de raíces. Te envidiaba, porque veías al mundo como un lugar para donde volar, como un lugar que siempre estaba debajo de tus enormes alas.

Después, la envidia al peso... la envidia a ese estar tan arraigado que tus ramas rocen el cielo y no se doblen ante la más fuerte de las tormentas.

Y aquí estoy, justo en el medio... habiendo dejado pasar de largo a mis más extremosas opciones, no... no quiero decidir esto. No es justo no poder vivirlo todo justo como para poder regresar el tiempo y escoger la otra opción, hoy... esto es... una decisión de vida.

Ahora comprendo, ahora sé que es la más fuerte.

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