Siempre me he visto renuente al magisterio. En posts pasados he expresado mi gratitud y admiración por este sector de la sociedad, una sociedad necesita maestros casi casi en su función más simple para funcionar (y si no los hay de manera oficial los hay putativos); pero creo no tener ni la paciencia ni la vocación de enseñar, digo a lo mejor algún día, pero hoy no. El día de antier 26.08.08 Javier, quién fué entrenador mío nomás 6 años (cuando tenía 18 ese era un tercio de mi vida), me comentó que iba a salir de la ciudad y me dijo que si podía ayudarle con los equipos qué actualmente entrena, respuesta que por lo jarioso que aún soy y pues por el compromiso moral con Javier fué afirmativa. Primero... ya se me había olvidado cómo poner los pinches postes de la red del gimnasio... y luego, pues corres con los chavos y vas contando (acción que te quita el aire necesario para no desmayarte al correr). Después pues los calentamientos y todo el pedo: lagartijas... 1, 2, 3, 4... 14... 14 y ...